viernes, 26 de diciembre de 2014

2O14 (Parte 1)

Era el día de Navidad y decidí salir a dar un paseo por la playa de San Lorenzo.
Gijón es una ciudad preciosa. Muy bonita, sí señor. Ahora en fiestas hay abundante muchedumbre en la plaza del 6 de Agosto, en Begoña, en la Calle Corrida, en el parque Isabel La Católica, en el muelle, en el cerro de Santa Catalina, en Poniente y en San Lorenzo.
Hoy tocaba San Lorenzo pues decidí reservarme Poniente para Año Nuevo, en esa playa me gusta bajarme a la arena a mirar el mar y pensar (como suelo hacer casi siempre x_x), pero para dar un paseo es mejor San Lorenzo; al lado de las termas romanas, la estatua de Augusto de Prima Porta o como cónsul del Imperio (cuya estatua original está en Roma y me cayó en el examen global de Historia del Arte del primer trimestre), y la iglesia de San Pedro (que es románica, con un mosaico bizantino en la girola o deambulatorio).
Las gaviotas chillaban histéricas en el cielo que decoraba el paisaje asturiano. El mar rugía como una fiera, más que cualquier león de la casa de los Lannister. Molaba.
Estaba apoyada en la barandilla al pie del cartel que rezaba "Escalera 0". Es la escalera más reciente de la playa, cuya característica principal es que no tiene arena, sino rocas.
"De lo seguro ahí están mis parientes los cangrejos" pensé. Claro, mi signo zodiacal es Cáncer, obviamente les tengo que tener cariño a esos animalillos.
Escuché cerca de mi oído un "crac crac" y me alarmé. El ruido siguió. Parecía un chasquido de pinzas continuo que me invitaba a algo. Miré a mi izquierda, de donde procedía el ruido. Me fijé que en el suelo había un cangrejo de un color escarlata precioso. Estaba moviéndose de izquierda a derecha mientras seguía haciendo ese ruidito con sus pinzas. Parecía que estaba diciendo "Veeeen, veeen".
Me sentí confusa, pero de pronto el cangrejo corrió a una velocidad no muy normal. Se estaba alejando.
- ¡Espera! - grité.
Unos señores que estaban allí cerca me miraron raro, pero no le di importancia y corrí detrás del cangrejo.
Siempre llamé a Asturias "Wonderland" porque... porque sí x_x a Balleno no le gustaba que pusiese a dónde me iba de vacaciones por Internet asique... ea~ pero eso fue demasiado LOL.
Subimos más allá del Club de Regatas, giramos a la izquierda y acabamos en el cerro de Santa Catalina, justo al lado del Elogio del Horizonte (comúnmente llamado, el váter de King Kong x3x''). Se paró en seco al borde del precipicio que daba al mar.
- ¡Eh! ¡No hagas eso! ¡Te vas a hacer daño! - dije.
Me sentí estúpida al hablarle a un animal, pero me extrañó demasiado el comportamiento de aquel cangrejo. Los seres de su especie son animales de playa, de costa... ¡no de alta mar! No tenía ningún sentido. Mi nuevo amigo siguió haciendo ruiditos casi burlonamente como diciendo "¡Vamos! ¡Ven a por mí si puedes!
Me harté y caminé hasta el borde del precipicio.
- ¡Se acabó! - sentencié - ¡Te voy a llevar de vuelta a tu lugar!
Me agaché dispuesta a cogerlo y este me pellizcó el dedo con su pinza.
- ¡KYA~! - grité (Llega a estar cualquiera de mis susios y se hubiera reído de mí xDx)
Se abalanzó sobre mí y solté miles de maldiciones con la intención de librarme de aquel bicho, sin embargo me tropecé. Intenté recuperar el equilibrio pero ya era demasiado tarde... estaba cayendo por el precipicio. Acabé en el mar. Gracias a Dios no me había dado contra ninguna roca, pero ahí estaba... a merced de las olas y abrazando a mi amigo. Este se movía como un loco hasta que se libró de mí. Me volvió a pellizcar, esta vez en la nariz y abrí los ojos. A pesar de ver borroso por la sal marina, pude distinguir aquel borrón escarlata que me invitaba a seguirle un rato más. Solté un par de burbujas indignada y acepté. Nadé un poco y el paisaje cambió completamente. Pasamos de estar en el fondo del mar Cantábrico... a mi cuarto en mi casa en Madrid Chamartín.


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